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Autismo y teoría de la mente I


Podemos definir la teoría de la mente como la capacidad que tenemos las personas de pensar sobre el pensamiento. Esto que suena tan extraño, hace referencia a la capacidad para detectar nuestros procesos de pensamiento, tomar conciencia de ellos, reflexionar y analizar los mismo, y , además, llevar a cabo todos estos procesos sobre la mente de los demás.

Nos permite, entre otras cosas, llevar a cabo tareas como: resolución de incertidumbres, adecuación de comportamiento a necesidad del ambiente, inferencias, comprender dobles sentidos y bromas, generar conclusiones, entre muchas otras.

La teoría de la mente se encaja dentro de los procesos cognitivos superiores. Esto implica, que su desarrollo necesita de la evolución, o establecimiento, de otros procesos de orden inferior. Entre dichos procesos básales estaría : la atención, la memoria, la inhibición de respuesta, la planificación, la anticipación, la flexibilidad, y la comunicación. Dentro de cada uno de estos, tendríamos varios subprocesos, como por ejemplo, la organización temporal, la comprensión, la categorización, etc. que son de influencia directa para su desarrollo.

Como podemos observar, la teoría de la mente, se sitúa, junto con las funciones ejecutivas, de las cuales es interdependiente, en la cúspide del desarrollo cognitivo. Implica poner en funcionamiento, todas nuestras habilidades cognitivas con una finalidad puramente social.

Por lo tanto, su desarrollo conlleva implícito el funcionamiento de múltiples estructuras cerebrales, algunas de las cuáles no alcanzan su madurez total hasta los 21 años de edad aproximadamente. Se trata de un continuo evolutivo de adquisición de habilidades , que culmina con la capacidad de dar funcionalidad social a las estrategias cognitivas individuales.

SI tomamos esta conceptualización evolutiva, caracterizada por la interrelación, o acción combinada, de múltiples estrategias cognitivas, no podemos realizar intervenciones que se dirijan a la generación de una teoría de la mente. ¿Por qué no podemos hacer esto? Como acabamos de relatar, su correcto funcionamiento depende de la adquisición de habilidades previas, sin las cuales el proceso no funciona. Si las habilidades no están instauradas, lógicamente la persona no va a ser capaz de reflexionar sobre su mente y sobre la de los demás , para abstraer el objetivo de la conducta y actuar en consecuencia.

Cuando vemos que una persona tiene alteración en la generación o aplicación de la teoría de la mente, debemos, antes de ir a seguir un manual de actividades prediseñado, responder a las siguientes preguntas:

  1. Edad de la persona: No todas las habilidades cognitivas se desarrollan al mismo tiempo. Se trata de una evolución progresiva, que permite la integración de las habilidades tempranas con las que se adquieren de forma posterior para dar un sentido a la cognición. No es lo mismo lo que pedimos a un niño de 4 años que a uno de 16, en cuanto a su proceso de pensamiento. Luego , debemos saber qué podemos pedir para ajustar la intervención.

  2. Cuáles son las habilidades de soporte no desarrolladas. Trabajar la teoría de la mente implica conocer cómo se desarrolla la cognición básica, es decir, saber cuáles son los procesos de soporte, para poder evaluar su estado y actuar sobre dichos sistemas.

  3. Tipos de intervención seguidas en la infancia. Hemos indicado que la teoría de la mente cumple un fin social, nos permite poner la cognición al servicio de la socialización para obtener los mayores beneficios de la misma. Pues, lógicamente debemos realizar intervenciones que caminen en la línea social si queremos que los "entrenamientos" cumplan este fin. Las intervenciones mecánicas sin objeto social, se alejarán de conseguir resultados positivos en la generación de la teoría de la mente.

  4. Exposición a experiencias. Para aprender, nuestro cerebro necesita registrar experiencias. Si reducimos las experiencias sociales que una persona puede tener porque consideramos que le son difíciles, o que no va a poder ejecutarlas, limitamos la generación de ese campo de experiencias necesario para conseguir el objetivo.

Ahora bien, teniendo esto en cuenta, ¿Pueden las personas con TEA desarrollar teoría de la mente?


La respuesta es un rotundo SÍ. ¿Alcanzarán todos el mismo nivel? obviamente no, pero tampoco el resto de la población se maneja a la perfección en este campo. Quizás lo que debemos empezar a plantearnos es cómo estamos llevando las intervenciones desde la primera infancia en el autismo : ¿ Vamos en el camino de desarrollo de habilidades cognitivas? ¿Vamos en el camino de desarrollo de experiencia social? ¿Ajustamos a necesidades individuales? ¿Ajustamos programas a nivel de desarrollo?

Según lo visto anteriormente, en la mayoría de los casos de las personas con autismo, ya contamos con que las habilidades de sustento son deficitarias : atención, memoria, inhibición, flexibilidad, planificación, lenguaje etc. Por lo tanto, es aquí donde tenemos que intervenir, si queremos que mañana sea capaz de usar su mente de forma social. NO podemos, y no debemos, ir de arriba a abajo, generando directamente un programa para que la persona con autismo sepa lo que otros piensan, ¿es acaso el pensamiento algo rígido?. Debemos dotar de herramientas para que la persona sea capaz de generar conclusiones, y esto , se hace desde que inician intervención con dos años.

Como sé que este tema tiene actualmente mucha relevancia, os seguiré haciendo pequeñas entradas en el blog , para seguir aportando información de manera progresiva.



Rebeca Cabrera Urquía, Mstra. Terapia cognitivo-conductual, Lcda.Psicología, Dipl. Logopedia, Exp. Trastorno psicológicos de la infancia y la juventud. Exp. Mediación familiar. Exp. en trastornos de la lectura y la escritura. Creadora del Programa PAAIGI.

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