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  • Foto del escritorPAAIGI

¿Centros de Educación Especial ? sí o no


En estos últimos días he vuelto a ver en las redes que se reactiva el debate sobre si los centro de educación especial deben ser eliminados o no. Lo que más me sorprende es que con este tipo de debate vuelven a conseguir algo importante para los políticos : dividir al colectivo. Volvemos a tener enfrentados a los defensores y a los retractores de este tipo de Centros, pero además cada vez con una mayor intensidad.

Lo que muchos no ven es que la Educación Especial no es algo de todo o nada. Se trata más bien de un depende. En vez de pelear por su destrucción de un día para otro deberíamos realizar, con la misma intensidad , las siguientes preguntas:

¿Está el profesorado preparado para realizar una inclusión de calidad?

¿Están los menores preparados para la inclusión de sus compañeros?

¿Está la sociedad en general preparada para la convivencia real?

¿ Qué retos nos marca esta idea?

La atención a las personas con diversidad es complicada incluso en los propios centros de educación especial, ¿Cómo se van a manejar las diferencias con una ratio que supera los 25 alumnos por aula?.

Pero, no solo debemos realizar estas preguntas , ¿qué hacemos con los grandes dependientes ? ¿Qué hacemos con los menores con los menores que necesitan atención 24 horas?

Quizás es el momento, más que de destruir la educación especial, de reflexionar, de plantearnos qué hace falta para llegar a esa inclusión deseada por todos, y comenzar a ir dando los pasos necesarios para lograrla a largo plazo, con la calidad y control que las personas se merecen. En este proceso de reflexión se debe tener en cuenta a todos los agentes sociales que van a estar implicados , no únicamente a la eliminación del espacio físico.

Pongámonos en la situación de que mañana se cierran los centros de educación especial. Todos los niños con diversidad deben ir a los centros ordinarios por Decreto del nuevo Gobierno. Además nos dirán que van a ir acompañados de un auxiliar, cosa difícil por el coste que supondría, y que además, los que llevamos años en este mundo, sabemos no va a suceder.

¿Cómo se sentirá la persona? Puede sentirse abrumado ,con miedo , sin herramientas , etc. A todo esto debemos añadir que son el foco perfecto para el acoso escolar , situación a la que por tristeza nos enfrentamos cada vez con más frecuencia. ¿Lo obligamos a permanecer en ese espacio sin haberle ensañado a funcionar en él? Pues mi respuesta es rotunda :NO , LOS PERJUICIOS QUE SE OCASIONEN PUEDEN SER MUY GRAVES.

Habrá que valorar cada caso en concreto, determinar si la persona está preparada y hacer la inclusión de forma progresiva. Las personas con diversidad no son una medalla para la moda de turno. Si queremos inclusión , pongámonos a ello , pero construyamos una base sólida de seguridad para los chicos y chicas. Determinemos los pasos necesarios y empecemos a andar , pero no presionemos una situación que a día de hoy solo es viable para unos pocos.

Ahora, puede que muchos os preguntéis , ¿pero tú no estabas a favor de la inclusión?. Sí, estoy a favor de la inclusión y parte de mi labor profesional está dirigida a ello, pero no a la inclusión a cualquier precio. Una inclusión forzosa, sin herramientas, puede ocasionar trastornos mentales, alteraciones del estado de ánimo y un sinfín de problemas. Y, aunque me encantaría que mañana no habláramos de separación de alumnos, no sería lo más adecuado, ni lo más respetuoso. La necesidad de la persona debe estar por encima de nuestros deseos personales. Debemos ser facilitadores progresivos de la inclusión no imponerla.

Echo de menos una experiencia piloto , con programas específicos , que nos dé información fiable del impacto que tiene en la vida de las personas con diversidad la inclusión de un día a otro. Sin estas experiencias es imposible que sepamos qué hacer y cómo hacer, para evitar daños mayores.

La inclusión es nuestra asignatura pendiente, luchemos juntos por conseguirla con seguridad y calidad para los chicos, sin imposiciones y respetando la realidad de cada persona.


Rebeca Cabrera Urquía, Maestra en terapia de conducta, psicóloga y logopeda.



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