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Los hábitos del sueño en el bebé.

Los hábitos del sueño son esenciales a lo largo del desarrollo del niño para regular y reparar el organismo. Los niños, durante el sueño, organizan lo que han aprendido durante el día, y asimilan toda la información recibida. Si un niño tiene problemas con el sueño, probablemente tenga también problemas en el comportamiento mientras esta despierto. Por lo que, es importante instaurar unos hábitos, teniendo en cuenta la edad del niño, y sus ritmos naturales, para que descanse bien.


En el nacimiento y hasta los 3 meses, un bebé duerme entre 16 y 18 horas, y su rutina durante esta etapa está adaptada totalmente a la alimentación. Además, a partir del mes y medio, empieza a ajustarse de forma natural a los ciclos de luz y oscuridad.


De los 3 a los 6 meses, duermen entre 14 y 15 horas diarias, ya comienzan a intuir sus rutinas y a conocer su entorno, por lo que, permanecen más tiempo despierto, y de noche comienzan a consolidar sueños más largos, de hasta 6 horas. En esta etapa es cuando deben sentarse las bases para que aprendan a dormir, así que es recomendable que, durante las siestas diurnas, el niño perciba la luz y los ruidos cotidianos, mientras que, en el sueño nocturno, conviene que haya oscuridad y silencio. Además, hay que empezar a implementar el ritual de pre-sueño, asociando actividades antes de la acción, como, por ejemplo, bañarse, ir a la cama y cantar una canción.


En la etapa de los 6 a los 12 meses, el sueño deja de depender de la alimentación, y duermen de 12 a 16 horas, con una o dos siestas. El ciclo del sueño comienza a asimilarse al de los adultos, por lo que es el momento de afianzar el ritual de pre-sueño, despidiéndonos del bebé tras cumplir el ritual. Además, si comienzan a dormir solos, es aconsejable usar un objeto transicional (peluche, manta… con el que duerme y que estuviese en la habitación de los padres) para evitar la ansiedad por separación.


A partir de los 12 meses, los bebés ya duermen entre 11 y 14 horas, más una o dos siestas, y desde que cumplen los 18 meses, condensan en un solo sueño diurno. Cuando el bebé cumple los dos años, comienza a dormir entre 11 y 12 horas diarias. Es el momento en que empiezan a tener autonomía para caminar, a entender lo que les rodea, a manipular y a tener preferencias. Durante esta etapa es necesario animar a los niños a realizar actividad física, pero, además, también actividad psíquica (juegos y retos que pongan a pruebas sus habilidades), dejando las más tranquilas para el final del día.


Concluimos resumiendo que el sueño es uno de los hábitos que más interfiere en la vida diaria, y que, por ello, hay que tener en cuenta cuantas horas necesita dormir un niño según su etapa, y de qué manera podemos facilitar su adquisición para que el desarrollo sea lo más óptimo posible.


Rocío Jimenez Cerpa

Psicóloga



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