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Trastornos por tics y Síndrome de La Tourette.

Los trastornos por tics se engloban, en el nuevo DSM V, dentro de la categoría de Trastornos del Neurodesarrollo. Se caracteriza por la presencia de tics motores y/ o verbales. Los tics son movimientos bruscos o locuciones, rápidos y recurrentes, sin movimiento rítmico, que interfieren en el funcionamiento general del sujeto.

Dentro de los trastornos por tics podemos diferenciar varios tipos: Trastorno por tics crónico, provisional, debido al abuso de sustancias , por enfermedad médica , el Síndrome de La Tourette y el no especificado. De todas las formas el S. Tourette es el más conocido.

Aunque cuando hablamos de Tics o en concreto de S, Tourette solemos asociarlo a caprolalia ( emisión de palabras obscenas ) , lo cierto es que esto ocurre en el menor de los casos. Siendo de mayor prevalencia los tics motores de la zona superior del cuerpo.


Suelen aparecer entre los 6 u 8 años , como tics motores que afectan normalmente a la cara y/ o el cuello. La frecuencia y gravedad del trastorno es variable, aumentando en períodos de estrés, o ante situaciones emocionales intensas , y disminuyendo cuando la persona está tranquila, o se centra en una actividad. Si estudiamos esta gravedad en una línea temporal , podemos observar que empeora entorno a los 10 - 12 años , para luego mejorar al final de la adolescencia, inicio de la vida adulta.


El peor control de la motricidad fina y la alta presencia de tics al inicio de la adolescencia parecen ser indicadores de severidad del trastorno.

Tienen una base multigenética que actúa en interdependencia con los factores ambientales.

En los trastornos por tics podemos observar una disfunción anatómica clara en estructuras relacionadas con el control de los procesos cognitivos y motores que intervienen en las respuestas voluntarias, y que participa de conductas como las obsesiones, los rituales, catastrofismo, pulsiones, etc.

Este trastorno presenta comorbidades( presentación con otros diagnósticos de forma concomitante ) diversas , entre las que podemos destacar: TDAH, TOC, TEA. Parece estar asociado con alteraciones en las vías dopaminérgicas y noradrinérgicas, lo que explicaría su comorbilidad con estos trastornos , así como problemas en la conducta como puede ser alteraciones en el sueño, la conducta ansiosa, autolesiones o explosiones de rabia, entre otras., que pueden ser de naturaleza tan variada como el trastornos del aprendizaje no verbal.

El estrés psicosocial puede ser uno de los desencadenantes de este tipo de Trastorno.

Como se ha mencionado con anterioridad su inicio es temprano , entre los 6 u 8 años. Ante la presencia de tics en el repertorio conductal de tu hijo , debes acudir a un profesional para que evalúe la posible presencia de otras dificultades asociadas, y ponga la intervención adecuada en marcha lo antes posible.

Los trastornos por tics , al tener un componente social potente, ya que son visibles e interfieren en las relaciones sociales, son desencadenantes de muchos otros problemas como la ansiedad, problemas de autoestima, aislamiento , etc.... Es por ello, que deben ser tratados con la mayor prontitud posible, para evitar complicaciones.


Rebeca Cabrera Urquía, Mstra. en terapia conductual, Licenciada en psicología clínica, Diplomada en logopedia, Experta universitaria en trastornos psicológicos del niño y del adolescente, creadora del programa PAAIGI.

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